Outsiders: The Flyers

 VII

OUTSIDERS

THE FLYERS

    VIAJE A LA MEJANA TUDELANA (1)

                 “En esta puerta me siento,

                                   debajico de la luna,

                                            para ver si puedo alcanzar,

                                                 de las dos hermanas, una”                                                                                                                                                             (Dicho tudelano)                                                                                                                  

       Cerca muy cerca del puente sobre el río Ebro, y una vez puenteado este en toda su extensión, en lugar de acceder a la ciudad tudelana por su primera portalada y sin pasar debajo de la vía del tren, se toma la carretera hacia la izquierda y nos encontraremos con el llamado, Paseo de Pamplona y, recorriendo este paseo unos cuantos metros, nos toparemos -de perfil y a nuestra izquierda- con el Complejo Municipal Ribotas-Ebro. (Antiguo, “Educación y Descanso”) (2) 

El dicho puente, con sus 17 ojazos de diferentes colores, fue durante siglos, el único existente sobre el Ebro, entre Zaragoza y Logroño. Cuando los cristianos reconquistan la ciudad de Tudela, convivían en ella, tres comunidades bien definidas: la musulmana, la judía y la cristiana, cada una con su propio barrio, sus autoridades, sus leyes, sus templos y, ¿sus lenguas? En 1498, fueron expulsados los judíos; en el 1516 los moros, más tarde, serían los moriscos los que les acompañarían a ambos. Estos últimos en el año 1610. 

Olvidémonos de las viejas historias, y centrémonos en esta historieta que, asimismo, tiene su punto de encanto y su mucho de locura. Trascurría el Año Condal de 1968, cuando las huestes del Condestable, pateaban toda la comunidad navarra y alentours... Año de luces, año de nieves, año de bienes, año de bríos y algún que otro lío. Sí. Fue nuestro mejor año, tanto artística como económicamente, de aquella primera época, donde amores no faltaron y dolores tampoco. 

Pedro Amezketa, a la sazón manager y cabeza y cartera de estos inconscientes, les consigue un Contrato para actuar en estas piscinas tudelanas. El día amanece limpio y claro, y la jornada se presenta favorable a nuestros intereses y a los de este Complejo Recreativo, ya que el buen tiempo favorecerá la asistencia de público. A tener en cuenta, que el escenario que se había habilitado para esta fiesta, era prestado por el Ayuntamiento, no estaba cubierto y la lluvia podía empañar el acto.

       La expedición hacia las tierras del Sur de Los Condes pampilonensis, salió de la capital navarra a las 17:00 PM, con toda la tropa necesaria, y pertrechados hasta los dientes. Los instrumentos viajaban en una preciosa DKW, recién estrenada, guiada por su chofer, el Sr. Salinas, donde se trasportaban todos los instrumentos personales junto al Equipo de Voces, hoy llamado de Sonido. De copiloto, el singer Txufi. 

Esta furgoneta habría la marcha y a continuación, inmediatamente detrás, le seguían cuatro componentes del conjunto, en el veterano coche Seat-1400, (3) que conducía el manager Pedro Amezketa. En él viajaban, como copiloto Xabier Elizalde, y en la parte trasera se acomodaban, Luis Pardo y Josetxo Sesma (Obelix). 

El teclista-organista en aquel momento, era José Ignacio Urrutia, (Cosme) que había recalado en el viejo Condado, desde los antiguos dominios de Los Duendes. Este último componente, viajaba con un amigo, apodado “el Pela”. Avanzaban en un hermoso y reluciente Seat-1500 blanco, de última generación. Cada dos o tres pueblos, paraban a repostar, no el vehículo, sino ellos dos.

 Inmejorable ambiente entre los compañeros del grupo, excelente la asesoría y compañía de Pedro Amezqueta, (el manager) y todos dispuestos, a sacar adelante el bolo, y así poder repetir en otra ocasión, y sembrar notas musicales al viento, para intentar recoger alguna actuación para el Ayuntamiento local, con quién ya se habían producido los primeros contactos. 

El horario musical del bolo era, de 20:30 a 22:00 aprox. El escenario estaba montado enfrente del Salón Social y dando la espalda al bar. El suelo estaba encementado, para que el público pudiera bailar o escuchar, a discreción. 

Se montaron los aparatos musicales y el equipo de voces; se probaron los sonidos y volumen de los amplificadores; se tocó alguna canción, mientras el manager, el conserje y otras personas del servicio -camareros, entre otros- escuchaban y daban el OK. 

-¿Nos cambiamos, donde? 

- Venid, contestó un rijoso conserje. Aquí mismo, en los vestuarios de la piscina. 

- ¡De acuerdo! asintió nuestro manager P. Amezketa, el de la calle Descalzos.  

En la parte izquierda de la fotografía, se ubicaban los piscineros vestuarios, este día camerinos.     

 A las 20:00 de la tarde fue, cuando “el Pela” nos lanzó el siguiente reto:

 - ¿A qué no me tiráis a la piscina vestido? 

- ¿Qué apostamos? 

   Fue el propio manager, el que recogió el guante y dijo la frase anterior.

       - Mínimo, 500 pesetas, de lo contrario no me dejo tirar. Añadió “el Pela”. ¿Se entiende ahora el apodo? 

El manager solicitó 100 chuchas, a todos y cada uno de los componentes del grupo. Recaudas las quinientas pesetas exigidas, no hubo tiempo para más. Se le agarró entre cuatro y balanceándolo un par de veces, fue directamente hasta el agua, y en ella se sumergió. Salir salió, pero cómo... fue dejando un reguero de agua no potable a su paso, chapoteando con sus zapatos y, es entonces, cuando apareció el conserje gritando y gesticulando. ¡La que se armó!  

El conserje que quería pegar al “Pela”. Este que se defendía. El Cosme que arremetía contra el conserje, para defender a su amigo “el chirriao”. El manager que se interpone entre el empleado y los dos amigos para impedir la pelea, pero recibe un golpe del señor conserje. 

Los demás que corremos a defender al manager, y entonces, otro responsable del local, quiso abofetear al cantante, pero el padre de este, que era el chofer del grupo, cogió una silla del velador-terraza, y quiso romperle la crisma al empleado del recinto, que fue el último en intervenir en la trifulca. 

La sangre, no enrojeció la piscina, ni nos manchó las camisas blancas con chorreras, que pensábamos llevar aquel día para la actuación. Con la buena fe del manager y la de un componente de la junta, que por allí apareció, se firmó la paz entre el Norte y el Sur, volviendo todo a su cauce. Hasta el agua de la moderna piscina se tranquilizó. 

Sin embargo, cuando nos estábamos cambiando de ropa para la actuación y “el Pela” nos pedía ropa seca para cambiarse, en la puerta de los vestuarios, sonaron unos recios golpes y una imperativa voz que ordenaba. 

- ¡Hagan el favor de salir! Somos la policía. (Silencio absoluto) 

- Esperen un momento. Ya salimos... contestó prudente, el manager salvador. 

Pedro Amezketa, con su sempiterno savoir faire, fue el portavoz tranquilo y sereno de estos irresponsables. Oíamos vociferar al conserje, mientras la policía preguntaba, y nuestro manager respondía, explicando el afaire. Entretanto, nos fuimos cambiando de ropa. Sin más dilación, nos acercamos al escenario. Eran la 20:30 PM. 

- ¿Actuamos o no? preguntamos al azar, que justo, pasaba por allí. 

El directivo portavoz, que había llegado en ese momento, contestó afirmativamente, añadiendo que la cosa no tenía importancia y que podíamos comenzar. Eso sí. La policía se llevó a declarar a “el Pela”. Los componentes del grupo, iniciamos la gala con la participación de Cosme aunque a este, cuando finalizase la actuación, le esperaban en Comisaría. “El Pela”, después del remojón, se había quedado un tanto frío, aunque en buena compañía y suponemos que, poco a poco, iría entrando en calor... 

Al terminar la gala, Cosme, le entregó las llaves de su coche el singer, diciéndole que en caso de no volver, mientras los demás compañeros recogían los instrumentos, fuera a buscarles a la Comisaría tudelana para regresar a casa, si los soltaban...

       El grupo, terminó de recoger y cargar todo el instrumental, mientras Pedro, nuestro manager cobraba lo estipulado, y nosotros con algunos directivos y socios del local, nos tomábamos unas copas, en animada conversación, despidiéndonos cordialmente. ¡La guerra había terminado! Pedro Amezketa firmó el armisticio y todos, a excepción del singer, dieron la vuelta a los vehículos, poniéndolos cara al Norte, y arrancándolos más pronto que tarde, ¡por si las moscas! Solamente el cantante enfiló hacia Sur, con el Seat 1.500 de Cosme, y se trasladó hasta la comisaría tudelana, a recoger a los dos cautivos... 

[En Tudela, (Navarra) la tarde-noche del 26 al 27 de julio de 1968] (4) 

 ***** 

[En Tudela, (Navarra) la tarde del día 20 de enero de 2015] 

Queríamos cerrar así este introito, para dar paso a continuación a The Flyers, pero hoy, que estamos visitando esta hermosa ciudad navarra, nos enteramos que, otrosí, también tuvo problemas por bañarse, en esa misma piscina y en calzoncillos, el cantante de Los Bravos, cuando ya funcionaba como solista, con el nombre de Mike Kennedy. Salió de los vestuarios, después de la actuación y directamente, se dirigió corriendo hasta la piscina para darse un chapuzón. 

De nuevo el rígido Conserje, Sr. Vicente, fue a por él. ¡Se armó la marimorena! Ahí es nada. ¡Un alemán y un ribereño! La guerra estaba asegurada, aunque duró; “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks...” (Mike, lo solía tomar doble, el whisky claro, no el baño) 

Y, como viajando se aprende, al entrevistarnos con el bajista de Flyers, en la Cafetería del Hotel Santamaría, nos cuenta, que en cierta ocasión, ellos también tuvieron algún problema con el Sr. Vicente, nuestro querido conserje. 

Después de realizar la actuación, un sábado de los años sesenta, en estas mismas instalaciones, y cuando al día siguiente, fueron a buscar los instrumentos musicales, porque tenían gala ese mismo domingo en otro local, el Sr. Conserje, les informó que en ese momento, no podían sacar los instrumentos, -los tenía bajo llave- porque estaba tomando el café y no son horas. ¡Joder, con el Sr. Vicente! Vaya carácter el de este hombre. Toda una personalidad. (Le apodaban, “el Royo”.) 

Ese ameno sucedido, el de Mike Kennedy, nos lo contó un hijo del riguroso conserje, en esas mismas instalaciones del Complejo Municipal Ribotas-Ebro, llamado Juan Ramón Marín Aguirre, el día 20-01-2015, en la sobremesa de la comida. 

Lo que no nos dio tiempo a contarle, al segundo interlocutor del día -bajista de Flyers- que en este Hotel Santamaría y, después de una actuación de Los Condes, en esta ciudad ribera, cuando quisimos acceder a nuestras habitaciones, otro conserje, (¡joder con estos hombres!) tampoco nos dejó acceder a nuestros aposentos, ya que acudíamos con unas chavalas tudelanas, y no hubo forma humana ni divina, de que pudiésemos subir a las habitaciones. Con ellas, claro. ¡Otra gresca y van...! Por una y única vez, que conseguimos ligar con tudelanas y en Tudela... Seamos positivos. ¡Dormimos como los ángeles! (Leer más...)


Comentarios