Outsiders: Los Trops, José Arcaya, Sobremesa, Fresno

 VII

OUTDIDERS

LOS TROPS, JOSÉ ARCAYA, SOBREMESA, FRESNO

CHICAS DE AYER

   Las chicas, en los años sesenta y setenta,

                        eran muy timoratas y convencionales.

                                        Estaban demasiado constreñidas,

                                            bajo el yugo de la familia, la Iglesia y la dictadura”.                    

[Calle Erletokieta, 4. (Annus primus). 1963] (1) 

       Pantalones gris marengo, a juego con una americana de franela de ese mismo tono, combinado todo ello, con un niky Lacoste (2) verde-grisáceo, peinado a flequillo y todo ello, pegado a un cuerpo de joven imberbe, que me daba un aspecto de lugareño, de la llamada Cuenca. Adolescente, a falta de uno o varios viajes, fuera mugas. 

Eran los días de vino y banderillas y, sin duda, nos faltaban las rosas, es decir ellas, aunque ya empezaban, sin darnos cuenta, a asomarse a nuestras tímidas ventanas que, sin miedo al frío ni al que dirán, estaban abiertas de par en par, para recibirlas. 

- Hoy cumple 14 años. ¿Qué le podríamos regalar? Preguntó el joven lugareño. 

- Muy sencillo. Respondió el capitalino mayor, y cicerone personal. Tenemos que entregar un envío desde Madrid, para una perfumería de la Parte Vieja. Allí mismo compramos un frasco de colonia, y se lo llevamos personalmente a su casa.

 Con la potra que nos caracteriza, el frasco de perfume, nos salió gratis. El dueño de la perfumería nos lo regaló, como propina, por el servicio de traspaquetería. 

Era un hermoso mediodía, cuando nos dirigimos cautelosos y nerviosos, al domicilio de la cumpleañera, a la par que decididos y arriesgados en el amor. Pulsamos el timbre. 

- Traemos un paquete para los Sres. Muruzabal... 

Subimos los cuatro pisos, y abriendo la puerta en el descansillo, nos aparece un pispajo crío de alrededor de diez años, quizá menos, y preguntamos por su hermana. 

- ¿Cual de ellas? Responde seguro e impertérrito aquel espabilado chaval. 

- Carmen, ¡Mari Carmen! Contestaron al unísono los dos neófitos pardillos. 

Y allí apareció, in person, alta, guapa, esbelta y estilosa, nuestra quimera...

 Un tanto apurado, uno de ellos, quiso alargarle el frasco de colonia, a la todavía casta y virgen Mari Carmen, este se le escurrió de las manos, y al romperse contra el suelo, perfumó el rellano, las escaleras, sus piernas, sus zapatos y los nuestros.

 Unos días después, cualesquiera del año 1963, cuando la acompañaba hasta su portal, osé darle nuestro primer beso, y a ella también, en ese momento, se le cayeron los libros y los apuntes de Física y Geografía de sus manos, sembrando de hojas holandesas muertas, el estrecho sendero que, entonces, conducía a su casa entre árboles, matas, hojarasca y vegetación varia.


CHICAS DE AYER

[Plaza de la Cruz. (Anno Domini). 1964]

        Salían de misa, (ellas) que entonces acudían a la Iglesia con recato, con mantilla y misal -en este caso- y ahí, en la Plaza de la Cruz, fue el lugar donde los Capuleto y los Montesco, en ocasiones se miraban, se entreveían y donde Julieta, solía conversar con sus amigas, y Romeo, que era un chaval de dieciséis años, inocente él, aún no sabía que se cocinaba, en los falderos corrillos de aquellas féminas emergentes. 

Pero, aclarémoslo. No por muy ingenuo que fuera el futuro Conde, dejaría de emplear sus ¿nobles? argucias, trucos y estrategia. ¿Saben lo que planeó y realizó, a la velocidad del guepardo y con el sigilo y la astucia del zorro? 

Estaba Julieta, con su regalado misal de cuero repujado, en siniestra mano, mientras en la diestra, sostenía una mantilla transparente, con destellos negruzcos, en un díscolo y diminuto bolo y, siendo muy cierto que al joven Romeo y futuro Conde, le gustaba ella, mucho y más de lo que se comentaba y se decía, en las tertulias amorosas de aquellos adolescentes y, fue en aquel momento, cuando sucedió el sucedido suceso que, Cupido dispuso, la no contaminada sangre quiso, y el todavía plebeyo, cumplió. 

- ¿Me dejas el misal? (Él)

- ¿Para qué lo quieres? (Ella)

- Quiero encontrar una cita del Antiguo Testamento. (El “listo”, que le diría su padre) 

El ex carmelita y futuro e incansable pícaro, se refugió acto seguido en el interior del templo de San Miguel, y consiguiendo una hoja de papel y un boli, que le proporcionó el cura-párroco, escribió la siguiente nota: ¡Te espero a las cinco en Bar Sol! (3) Y, la introdujo suavemente, entre las finísimas hojas de papel de Biblia, del misal. 

- Mari Carmen, lee por favor, una reflexión filosófica del profeta Jeremías. La cita es muy interesante y la encontrarás en la página, 1136 y s.s. [...] 

El casi niño, que hacía muy poco había dejado de ser monaguillo, y de vestir pantalones cortos con tirantes, al notar sus dudas, insistió. - ¡Tú, mira esa página! 

- Pero... ¿Para qué? Inquirió de nuevo, con ingenua amabilidad, la Carmen María. 

Efectivamente, después de comer a la hora debida y con la familia de siempre, el ex carmelita, no sabía si ella habría leído la nota o, habría dejado el misal a buen recaudo, sin mirar en su interior o, por el contrario, se habría decidido a pasar sus finas manos por al suave papel con hojas bíblicas y, quizá, se habría leído la concreta y concisa nota que el ex niño, ex monje y futuro cantaor le había dirigido y, aún siendo así, comprobar si la virgen paloma se ponía a tiro y al sol del bar homónimo. 

Él sí. Él fue decidido hasta el Bar Sol, esquina Avda. Galicia, con la futura Plaza de los Fueros y, poco antes de llegar, la divisó... ¡Eran las 17:00 PM!


CHICAS DE AYER        

       Allí estaba la sirena de interior sin amigas, sin moscones, sin misal y sin Jeremías. Con una falda corta, recortada y, dos piernas de a metro cada una, sonriendo a este estudiante de mucho y aprendiz de nada que, ni de lejos se lo creía.

                               ¡¡ Aleluya, Aleluya !!                           

                              Sobre ti baten palmas

                                 todos los transeúntes

                             silban y menean la cabeza

                            sobre esta hija de Jerusalén.

 

                        ¡Ella es el dechado de hermosura

                             La alegría de toda la tierra!

                                                            [Jeremías; Sámek.15]

*******      

[Teatro Gayarre. [Annus horríbilis. 2002]

 

- ¡Qué sorpresa! ¿Has venido a verme? Interpeló, el ya por entonces engreído cantante. 

- ¡Hola!  No. He venido a ver actuar a mi hermano. 

- ¿Y con quién y qué toca tu hermano? Balbucea el frustrado vocalista. 

- ¿No lo sabías? Con Los Trop’s. Toca la batería y, además, ¡muy bien! 

- Bueno... pue, hasta luego, y encantado de volverte a ver. Responde el cortado y corto Conde, haciendo un recorte. 

Así fue y así os lo cuento. El creído canta-mañanas desapareció entre las bambalinas del Teatro Gayarre, con la cabeza gacha, el orgullo por los suelos y el rabo entre las piernas. 

Se dirigió raudo y decidido hacia los altos camerinos y allí, solo y a escondidas, se preparó para ver y escuchar a Los Trop’s y, en especial, a su batería, José Javier Muruzabal. ¿Sería este el pispajo chavalillo, que les abrió la puerta de la cumpleañera, un mediodía del pasado siglo, a dos futuros Condes? (Eran el Cicerone y el Singer

Mientras tanto, en el escenario, el Festival Concierto Homenaje a Medina, continuaba. 

Con Ustedes...    ¡LOS TROP’S!

 Presentó, con clara y precisa voz Don Goyo, con la impagable compañía de J. Luqui. Excelente la actuación de esta Troupe, y formidable su batera, que toca, canta y sonríe... al patio de butacas. (Leer más...)




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